Manuales de Guitarra Popular Ecuatoriana

Manuales de Guitarra Popular Ecuatoriana



Saludos, a los tiempos una publicación.

Por esta vez les comparto una serie de cuatro manuales progresivos para aprender guitarra popular ecuatoriana, se especifica el contenido de forma general y los enlaces respectivos de cada manual:

Nivel 1.

  • Número de páginas: pdf digital (32), original (64)
  • Descripción del contenido: Introducción, Fundamentos musicales, Guitarra (origen, tipos, mantenimiento, partes), nomenclatura diapasón, manos y ritmos, ritmos de primer nivel (Fox ranchero, vals ranchero y criollo, sanjuanito, balada moderna, huayno.), acordes mayores, menores, y de séptima, canciones varias de repaso de ritmos y acordes.
  • Enlace: Drive

Nivel 2.

  • Número de páginas: pdf digital (20), original (43)
  • Descripción del contenido: Fundamentos musicales (pentagrama, notas y figuras musicales, claves y tipos, compás, etc.), Escala cromática, ritmos de segundo nivel (corrido, pasacalle, zamba, cueca, cumbia, pasaje, balada a 4 movimientos), canciones varias de repaso de ritmos.
  • Enlace: Drive

Nivel 3.

  • Número de páginas: pdf digital (20), original (43)
  • Descripción del contenido: Fundamentos musicales (alteraciones, grados y escalas, círculos armónicos), ritmos de tercer nivel (tonada, balada arpeguiada, albazo, bolero, vals criollo), tipos de acordes con séptima, canciones varias de repaso de ritmos y acordes.
  • Enlace: Drive

Nivel 4.

  • Número de páginas: pdf digital y original (22).
  • Descripción del contenido: Fundamentos musicales (tonalidades y transporte), ritmos de cuarto nivel (pasillo ecuatoriano, capishca, bomba y sus variantes, son), acordes de séptima disminuidos y de sexta, canciones varias de repaso de ritmos y acordes.
  • Enlace: Drive
06 de  octubre,2019.

Dulce que te quiero dulce - Hugo Palacio

Dulce que te quiero dulce

"Eeeeeespumiiiillaaaaaa!"

Ahí va la señito Lourdes con su bandeja blanca; ahí va la señito con sus conos de helado, con su espumilla de colores, con su voz de soprano andina, con la entonación y timbre que cualquier actor de teatro envidiaría —y eso que no siguió clases de voz, ni de tú, ni de usted—.

Manjares hay, manjares existen, de los que cuentan un dolor de cabeza y un cosquilleo desagradable en el bolsillo. Pero hay uno, que por unos cuantos centavos, logra quitar las penas, las iras, los dolores y hasta el llanto.

¿Está deprimido? Espumilla ¿Se quedó sin trabajo? Espumilla ¿Su esposa lo abandonó un martes Miércoles de espumilla ¿Ya no cumple entre sábanas? Espumilla con colorante azul ¿Le diagnosticaron diabetes? Un cono de espumilla antes de ir a emergencia.

La señito Lourdes vive en una casa arrendada de adobe, en el barrio San Roque. Gracias a su espumilla hasta los choros la protegen; es como su virgen de los milagros que les endulza el paladar.

Vive con sus dos pequeños hijos y su marido, el Vinicio. Se levanta a las cuatro de la mañana retando de frente al sol. Despierta a los gallos y bate las claras de huevos como si fuera a exorcizar a todo el barrio. Con su tez de tierra ahumada y su sonrisa de alcachofa, organiza ollas, platos y cucharas como si fuera una orquesta doméstica.

Mide los mismo que su madre y su abuelita: más de un metro y menos de uno cincuenta, no lo sabe con exactitud, pero calcula que por ahí más o menos. Sus ojos, dibujados por algún pícaro ladronzuelo, no dejan de bailar cuando vende que te vende, cuando grita que te grita. Así es ella.

El Vinicio, que trabajaba "de sol a sol tú eres para mí" (canción que le dedicó hace diez años a su esposa, y que ahora se ha convertido en "de luna en luna tú eres espumilla"), jura que a Lourdes no la parió su madre, sino que nació de un huevo gigante. Para colmo, no la alimentaron con leche, sino con jugo de guayaba.

"Ay mi Lourdes, maravilla de mujer, hasta más mejor que la mujer maravilla. Casi ni duerme por andar de espumillera. Entre comprar los ingredientes, preparar la venta, cuidar a los guaguas y mimarme por las noches ya no tiene vida, la pobre, pero es feliz ¡Extrañamente feliz!"

Dicen sus vecinos que ella huele a guayaba a kilómetros de distancia, que es un perfume innato y que hasta cuando muera, en su tumba han de criar árboles de guayaba. Se dice también, que una vez quiso donar sangre, pero le salió espumosa y le diagnosticaron exceso de ternura.

Cuentan que un 15 de enero, en un hospital del IESS, toditos le compraron espumilla con arrope de mora y desde ese día, los médicos son los más amables del mundo y los pacientes en coma que huelen a su espumilla, se despiertan cantando la dulce vida.

Seguro que si la señora espumillera visitara el cementerio de San Diego con su grito de guerra: ¡eeespuumiiiillaaaaa!, algunos muertitos, de ley se levantarían como Lázaro, para probar un poquito y luego morirse, pero sin pena.

Lourdes tiene cincuenta y dos años. Nunca aprendió a leer y escribir, pero siempre fue hábil para cualquier tipo de manjar.

A su marido no le gusta verle enojada, porque dice que es una leona comegacela de cuidado.

Relatan que una tarde, una de sus amigas, que vende empanadas de verde, fue asaltada por cinco policías metropolitanos, que pretendieron llevarse su mercadería. Entonces Lourdes salió de algún rincón disparada como alma que lleva el diablo o como una flecha envenenada y ahí nomás se enfrentó con los uniformados. Les dijo de todo, les rezó su árbol genealógico desde sus primeras abuelas, y no conforme con el vocabulario de grueso calibre que se necesita en esas lides, les embadurnó la cara con su amada espumilla, hasta que los pobres tuvieron que huir aterrorizados. Se supo que uno de ellos, después del altercado con Lourdes, renunció ipso facto y ahora vende biblias en los buses.

También cuentan los que cuentan, que un alemán probó una espumilla de la Lourdes, y no podía creer que existiera un helado tan sabroso que no se derritiera. Así que, en honor a la Lourdes y su espumilla, se nacionalizó ecuatoriano y ahora se llama Espumillo Schumacher.

La noche se cubre con una manta rojiza, y Lourdes sueña que te sueña, que algún día, ese alfabeto que no conoce bien, se vuelva espumilla en sus ojos y arrope de mora en sus manos.

Hugo Palacio
Cuentos Ambulantes (2018)

Tatuaje

Tatuaje

Puntadas a punzadas de dolor
tiñendo capilares y aberturas
de piel porosa.
Sólo conservan parte de tu color,
dolor,
sudor,
olor.


Extracto de Concierto de Trez - Vella

Una vez que asumas tu convicción,
y sabes quién eres,
una vez que plantas tu corazón,
y sabes quién eres,
una vez que educas tu vocación
y sabes quién eres,
una vez que agrandas tu desazón,
y sabes quién eres,
una vez que muerdes tu decepción
y sabes quién eres,
una vez que pactas con la ilusión,
y sabes quién eres,
una vez que te hartas de la traición,
y sabes quién eres,
una vez que te armas con la pasión,
y sabes quién eres,
una veces que matas por la verdad,
y sabes quién eres,
una vez que mueres por la unidad,
y sabes quién eres,
una vez que ensanchas la claridad,
y sabes quién eres,
una vez que ilustras tu condición,
y sabes quién eres,
una vez que rompes con la piedad,
y sabes quién eres,
una vez que rasgas la soledad,
y sabes quién eres,
una vez que incendias la oscuridad,
y sabes quién eres,
y dejas de amar tu seguridad,
y sabes quién eres,
puedes combatir al senil rufián
para que sin gloria vuelva al basural
del que se escapó manchando la historia.

Concierto de Trez - Vella
Extracto (1985)
Inti Illimani y Patricio Manns

Casa - Warsan Shire (Traducción de Enrique Adrián Martínez)

CASA

Nadie deja casa a menos
que casa sea la boca de un tiburón
solo corres hacia la frontera
cuando ves a toda la ciudad haciéndolo
también
A tus vecinos corriendo más rápido que tú
con aliento sangrante en sus gargantas
el niño con el que fuiste a la escuela
que te besó hasta marear detrás de la fábrica de latas
está sosteniendo una arma más grande que su cuerpo
Solo dejas tu casa,
cuando casa no dejará quedarte
Nadie deja casa a menos que la casa te persiga
con fuego bajo los pies
sangre hirviendo en el vientre
no es algo que jamás hayas pensado hacer
hasta que la navaja quema amenazas
en tu cuello
e incluso entonces cargaste con el himno
bajo
tu aliento
destrozando tu pasaporte en el aeropuerto
en excusados
sollozando mientras cada manojo de papel
hacía más claro que jamás te encontrarás
regresando.
Tienes que entender
que nadie pone a sus hijos en un bote
a menos que el agua sea más segura que la tierra
Nadie quema las palmas de sus manos
bajo trenes
entre vagones
nadie pasa días y noches enteras en el estómago de un camión
alimentándose de hojas de periódico
a menos que los kilómetros viajados
signifiquen algo más que una travesía
Nadie quiere ser objeto de golpes
de lástima
Nadie escoge campos de refugiados
o revisiones de cavidades donde
tu cuerpo es dejado doliente
o la prisión
porque la prisión es más segura
que una ciudad en llamas
y un guardia de prisión
en la noche
es mejor que ser la carga de un camión
lleno de hombres parecidos a tu padre
nadie podría soportarlo
nadie tendría las agallas
nadie tendría la piel suficientemente dura
Los
“váyanse a casa, negros”
“refugiados”
“sucios inmigrantes”
“busca-asilos”
“quieren secar las riquezas de nuestro país”
“negros con las manos arriba, huelen extraño”
“salvajes”
“jodieron su país y ahora quieren joder el nuestro”
“¿Cómo es que las palabras, la apariencia sucia, rueda por sus espaldas?”
Quizás sea porque estos golpes son más suaves que perder un miembro.
O que las palabras son más tiernas
que catorce hombres entre tus piernas
O que los insultos son más fáciles
de tragar
que el escombro
que los huesos
que el cuerpo de tu niñez
en pedazos.
Quiero irme a casa,
pero casa es la boca de un tiburón
Casa es el barril de un arma
y nadie dejaría su casa
a menos que casa te persiguiera a la costa
a menos que casa te dijera:
que apretaras el paso
dejando tus ropas atrás
que te arrastraras por el desierto
que naufragaras por los océanos
“ahógate
pero sálvate
sé el hambre
implora
olvida el orgullo
tu supervivencia es más importante”
Nadie deja casa a menos que casa sea una voz sudorosa en tu oído
diciendo:
“Vete,
corre lejos de mí ahora
No sé en qué me he convertido
pero sé que cualquier lugar
es más seguro que este”.

HOME

No one leaves home unless
home is the mouth of a shark
you only run for the border
when you see the whole city running as well
your neighbours running faster than you
breath bloody in their throats
the boy you went to school with
who kissed you dizzy behind the old tin factory
is holding a gun bigger than his body
you only leave home
when home won’t let you stay.
no one leaves home unless home chases you
fire under feet
hot blood in your belly
it’s not something you ever thought of doing
until the blade burnt threats into
your neck
and even then you carried the anthem under
your breath
only tearing up your passport in an airport toilets
sobbing as each mouthful of paper
made it clear that you wouldn’t be going back.
you have to understand,
that no one puts their children in a boat
unless the water is safer than the land
no one burns their palms
under trains
beneath carriages
no one spends days and nights in the stomach of a truck
feeding on newspaper unless the miles travelled
means something more than journey.
no one crawls under fences
no one wants to be beaten
pitied
no one chooses refugee camps
or strip searches where your
body is left aching
or prison,
because prison is safer
than a city of fire
and one prison guard
in the night
is better than a truckload
of men who look like your father
no one could take it
no one could stomach it
no one skin would be tough enough
the
go home blacks
refugees
dirty immigrants
asylum seekers
sucking our country dry
niggers with their hands out
they smell strange
savage
messed up their country and now they want
to mess ours up
how do the words
the dirty looks
roll off your backs
maybe because the blow is softer
than a limb torn off
or the words are more tender
than fourteen men between
your legs
or the insults are easier
to swallow
than rubble
than bone
than your child body
in pieces.
i want to go home,
but home is the mouth of a shark
home is the barrel of the gun
and no one would leave home
unless home chased you to the shore
unless home told you
to quicken your legs
leave your clothes behind
crawl through the desert
wade through the oceans
drown
save
be hunger
beg
forget pride
your survival is more important
no one leaves home until home is a sweaty voice in your ear
saying-
leave,
run away from me now
i dont know what i’ve become
but i know that anywhere
is safer than herTerrarioe.



Warsan Shire (Somalia)
Traducción de Enrique Adrián Martínez

Aclaracion a un intelectual apolítico - Jovaldo

Aclaración a un intelectual apolítico


No hay razón para amargarse
se lo pido por favor;
Yo no escribo para intelectuales
como usted "mi gran señor":

Que mi canto le parezca
no tener ningún valor,
eso nada me sorprende
de un grandísimo doctor.

Allá usted con sus cantares
a la luna y a la flor.
Allá usted con sus abstractos
versos "puros" al amor. 

Yo le canto a los humildes
Porque siento con dolor,
Como sufren por la causa
de un sistema explotador.

No me venga pues con aires
de apolítico cantor:
El arte está con el pueblo
o está con el opresor.

No hay razón para amargarse
Se lo pido por favor;
Yo no escribo para intelectuales
como usted mi gran señor.

José Valdivia Domínguez
(Jovaldo)
Adaptación Musical: Reincidentes

Los Terneros sagrados - Euler Granda

Los terneros sagrados

Donceles bardos,
verduleras de la poesía,
pedicuristas del lenguaje,
maquiladores de cohetes,
la imaginación repta,
la realidad vuela sin alas,
la realidad
es la más bella poesía.
Para encadilarles 
los dómines les dicen
que la poesía es otra cosa:
que es una danzarina incoherente,
un fuego con mil nudos,
un delirio con patas;
que ustedes son
los enfant terribles
preñados de metáforas.
Poetas adoradores del ombligo,
terneritos sagrados,
falsetas,
a nosotros nos importa un comino
la naftalina de sus genios,
la sodomia de sus poetas malditos;
es otra nuestra realidad,
nosotros
si es que estamos podridos
es de las iras,
de los estafadores,
de los farsantes de élite,
de la impunidad,
de los ruines.
Después de los años sesentas,
de la caída del muro de Berlín,
del EURO,
de las utopías,
del mapa del Genoma,
del software,
del libre comercio
es decir del libre monopolio,
de la Globalización
es decir de la Neo colonización,
no acabó la indigencia,
el hambre no da tregua,
ESTÁ TODO PEOR.
Mientras hablan ustedes
del sexo de los ángeles
nos hacen mierda los ladrones.

Que trata de uno gatos 
y otros poemas (2002)
Euler Granda


Ten cuidado - Euler Granda

TEN CUIDADO

Los de la cúpula,
los políticos,
los niños bien, los niños mal,
los que revenden el engaño,
hasta las últimas ruedas del coche del poder,
los que invierten dinero
para la hora del saqueo,
los candidatos,
los encuestadores,
los descentralizadores,
los reconstructores,
los asesores, los regionalistas,
los salvadores de los pobres,
los agentes vendedores de Dios,
todos,
todos sin excepción quieren robar,
todos quieren meterle la garra
a la carroña,
todos se echan sahumerio
antes de dar el golpe,
todos se mimetizan,
todos hacen milagros
y esto no es poesía,
es vómito negro,
es iras.
Donde se pone el dedo salta pus;
es un lugar común,
una frase manida
pero es cierto.
Por eso
cuando dicen pulcro
es puerco;
cuando dicen transparente
es turbio; cuando hablan de virtud
es inmundicia.
Por eso
cuando se pongan a rezar,
cuando se sacrifiquen por los otros,
cuando se llenen la boca de franqueza,
de igualdad, de ética, de amor,
no te distraigas
prepara tu arma.

Que trata de uno gatos 
y otros poemas(2002)
Euler Granda

Extracto Capítulo 4 (Segunda Parte) Así se templó el acero - Nikolai Ostrovski

Capítulo 4 (Segunda Parte) - Extracto

Dos postes constituyen la frontera. Callados y hostiles, encarnando dos mundos, se alzan el uno frente al otro. Uno de ellos está acepillado y pulido, pintado de negro y blanco, como la garita de un centinela. Arriba, con grandes clavos, está sujeta el ave de rapiña monocéfala. Desplegadas las alas, como si clavara sus garras en el poste a rayas, el ave de rapiña, con su pico curvado en tensión, escruta malévola el escudo metálico que hay frente a ella. A una distancia de seis pasos, hay otro poste redondo de brillante roble, profundamente hincado en tierra. Sobre este destaca un escudo de hierro fundido, y en él, el martillo y la hoz. Aunque los postes están empotrados en la tierra llana, entre los dos mundos existe un abismo. Nadie puede atravesar esos seis pasos, si no es a trueque de arriesgar la vida.

Allí está la frontera.

Desde el Mar Negro hasta el Extremo Norte, hasta el mismo Océano Glacial, en una distancia de miles de kilómetros, se extiende la línea inmóvil de los silenciosos centinelas de las Repúblicas Socialistas Soviéticas, con el grandioso emblema del trabajo en sus escudos. Al Este y al Oeste de aquel poste con el águila monocéfala comienzan, respectivamente, las tierras de la Ucrania Soviética y las de la Polonia de los panis. El pequeño pueblecito de Beresdov se pierde en un espeso bosque. A diez kilómetros de él, frente a la aldea polaca de Koriets, está la frontera. Desde el pueblecillo de Slavuta hasta el de Anápol se extiende el sector del batallón X de guardafronteras.

Los postes fronterizos corren a través de campos nevados, pasan por el bosque, bajan hasta los barrancos, destácanse en las crestas de los cerros y, al llegar al río, otean desde la elevada orilla la llanura nevada de la tierra extraña…

Hace frío. La nieve cruje bajo las botas de fieltro. Del poste con el martillo y la hoz se desprende una figura gigantesca, tocada de yelmo, como los héroes legendarios. Andando pesadamente, comienza a recorrer su sector. El corpulento soldado rojo viste capote gris, con distintivos verdes, y botas de fieltro. Encima del capote lleva un enorme abrigo de piel de oveja con anchísimo cuello, y un cálido casco de paño cubre su cabeza. Sus manos están protegidas por manoplas de piel. El abrigo le llega hasta los talones; con él no se tiene frío ni siquiera durante las más terribles ventiscas. Sobre su hombro descansa el fusil. El soldado rojo, barriendo la nieve con el abrigo, va por la línea de vigilancia, aspirando con satisfacción el humo de su cigarrillo. En la frontera soviética, en campo abierto, los centinelas se encuentran a un kilómetro el uno del otro, a fin de poder verse mutuamente a simple vista. En la frontera polaca hay dos hombres por cada kilómetro.

En dirección contraria al soldado rojo, por su senderillo de la línea de vigilancia se mueve un soldado polaco. Lleva burdos zapatones de soldado, guerrera y pantalones de un color verde grisáceo y, encima de estos, un capote negro con dos hileras de botones relucientes. Cubre su cabeza con una gorra de cuatro picos. El águila monocéfala brilla en muchas partes de su uniforme: en la gorra, en las hombreras y en el cuello del capote, pero esto no hace que sienta más calor. El frío cruel le ha calado hasta los huesos. Se frota sus orejas insensibles, se golpea los tacones sobre la marcha; sus manos, enfundadas en delgados guantes, están ateridas. No puede detenerse ni un minuto: el frío paraliza al instante sus articulaciones, y el soldado se mueve continuamente, a veces al trote. Los centinelas se nivelan, y el polaco da la vuelta y echa a andar paralelamente al soldado rojo.

En la frontera no se puede conversar, pero cuando alrededor todo está desierto y los seres humanos más próximos se encuentran a un kilómetro de distancia, ¿quién sabe si estos dos centinelas que marchan paralelamente guardan silencio o infringen las leyes internacionales?

El polaco quiere fumar, pero ha olvidado las cerillas en el cuartel, y el vientecillo, como si pretendiera hacerle rabiar, trae de la parte soviética el aroma tentador del tabaco. El polaco deja de frotarse las orejas y mira hacia atrás: a veces, una patrulla montada, con el suboficial a la cabeza, y en ocasiones incluso con el teniente, recorre la frontera para comprobar los puestos y surge de detrás de algún montículo cuando menos se la espera. Pero alrededor todo está desierto. La nívea sábana brilla cegadora al sol. En el cielo no hay ni una sola estrellita de nieve.

—Camarada, dame cerillas —dice el polaco, infringiendo el primero la ley sagrada y, echándose a la espalda su fusil francés de larga bayoneta, saca del bolsillo del capote, con dedos ateridos, un paquete de cigarrillos baratos.

El soldado rojo ha oído la petición del polaco, pero el reglamento del servicio de guarda fronteras prohíbe al combatiente entablar conversación con cualquier extranjero, y además no ha comprendido bien lo dicho por el soldado. Y continúa su camino, pisando fuerte la crujiente nieve con sus pies enfundados en las cálidas botas de fieltro.

—Camarada bolchevique, dame fuego, tírame la caja de cerillas —dice el polaco, esta vez en ruso.
El soldado rojo escruta a su vecino. «Se ve que el frío se le ha metido hasta los hígados al pan. Aunque es un soldadillo burgués, su vida es perra. Lo han arrojado a este frío, sólo con el capotillo, salta como una liebre, y sin poder fumar las está pasando negras». Y el soldado rojo, sin volverse, tira la caja de cerillas. El polaco la coge al vuelo y, rompiendo muchas cerillas, enciende por fin. La caja vuelve a pasar de la misma forma la frontera y, entonces, el soldado rojo infringe sin querer la ley.

—Quédatelas, yo tengo.

Pero del otro lado de la frontera se oye decir:

—Gracias, por esa caja de cerillas tendría que pasarme un par de añitos en la cárcel.
El soldado rojo mira la caja. En ella hay un avión. En vez de la hélice, se ve un puño poderoso y la inscripción: «Ultimátum».

«Sí, efectivamente, para ellos no son apropiadas».

El soldado polaco continúa marchando paralelamente al combatiente soviético. Se aburre solo en el campo desierto.

Así se templó el Acero (1935)
Nikolai Ostrovski
Extracto del inicio del Capítulo 4
de la Segunda Parte.
Traducción: J. Vento y A. Herraiz

Auxilio - Euler Granda

AUXILIO

Carmín, dorado, platinoso:
verba pintarrajeada,
cada vez que abren la boca
dicen trampas,
dejan caer anzuelos
en nuestra taza de café.
Cuando nos hacen comer moscas
que nos rescatan dicen,
juran que nos socorren
cuando nos bolsiquean,
cuando el pan nos achican
dicen que crecerá el producto
interno bruto,
que el Banco Mundial
y la globalización
nos llevará en un globo
a la diestra del padre,
que el oleoducto de los crudos pesados
habrá de proveernos
cama, dama y chocolate.
Así son los lagartos de élite,
así son los lagartos que dan órdenes,
así son los lagartos
que agachan la cabeza,
así es la cleptocracia.
Los que te venden
dicen que te salvan,
que por desobedientes van a escarmentarnos
y que el «riesgo país» va a acrecentarse,
que nos repudiarán los mercados externos.
Mientras que el FMI
tira la boya al Brasil y Argentina
al Ecuador le mandan yuca.
Y entre éstas y las otras
hace olas la porquería,
nos estamos hundiendo,
¡auxilio caca!

Que trata de uno gatos 
y otros poemas(2002)
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