Y que ha de ser más sublime...

Y que ha de ser más sublime...

Y que ha de ser más sublime
que dos cuerpos envueltos en sudor
en jugos corporales llenos de sal
y secreciones como la piel de la serpiente
que cambia de alma.
Olores fuertes y profundos
de los vellos retorcidos ralos
y sus hormonas en la punta de tu naso
como el aroma tierno de la muerte.

Que más vertiginoso que la adrenalina
llenando los torrentes
y las hormonas controlándolo todo,
cara erección de tu cuerpo y el suyo,
apuntando al cielo y hacia ti sus pezones
y aun así suaves y sensibles,
apuntando a sus profundidades
tus sueños húmedos de cada mañana
de ducha fría y desconcierto.

Que más empíreo
que sentir como aprieta
y gime su sexo
como humedece cada uno de sus poros
y su aroma late recibiéndolo todo
consumiéndolo todo
en cada giro quiebre y torcedura
de danzantes caderas,
perforando y compenetrando
las concavidades dadas al placer.

Que más que acariciar
su estanque su fuente,
morder el líquido rosado,
y con una palabra acariciar su oído,
pretendiendo llegar aún más profundo,
hasta sentir como tiembla el paladar
listo para llorar e inundarlo todo.







noviembre, 2015.


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