Himno a Satán - L. M. Panero

Himno a Satán

«Ten piedad de mi larga miseria»

Le fleurs du mal
Charles Baudelaire
Tú que eres tan sólo
una herida en la pared
y un rasguño en la frente
que induce suavemente a la muerte:
tú ayudas a los débiles
mejor que los cristianos
tú vienes de las estrellas
y odias esta tierra
donde moribundos descalzos
se dan la mano día tras día
buscando entre la mierda
la razón de su vida;
yo que nací del excremento
te amo
y amo posar sobre tus manos delicadas mis heces.

Tu símbolo es el ciervo
y el mío la luna:
que caiga la lluvia sobre
nuestras faces
uniéndonos en un abrazo
silencioso y cruel en que
como el suicidio, sueño
sin ángeles ni mujeres
desnudo de todo
salvo de tu nombre
de tus besos en mi ano
y tus caricias en mi cabeza calva
rociaremos con vino, orina y sangre
las iglesias
regalo de los magos
y debajo del crucifijo
aullaremos.
"Poemas del manicomio de Mondragón"
Leopoldo María Panero

El hombre imaginario

El hombre imaginario

El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario.

De los muros que son imaginarios
penden antiguos cuadros imaginarios
irreparables grietas imaginarias
que representan hechos imaginarios
ocurridos en mundos imaginarios
en lugares y tiempos imaginarios.

Todas las tardes imaginarias
sube las escaleras imaginarias
y se asoma al balcón imaginario
a mirar el paisaje imaginario
que consiste en un valle imaginario
circundado de cerros imaginarios.

Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias
a la muerte del sol imaginario.

Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor imaginario
vuelve a sentir ese mismo dolor
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre imaginario.
Nicanor Parra

Vacío

Vacío

Ya no más luces, licores, intriga.
Ya no más excusas, mentiras, drogas.
Hasta aquí mi indiferencia.
Hasta aquí mis sueños, mi envidia,
más allá mis horrores, mi pasión.
Sobre ti vuelo, sobre ti descanso.
Aquí me quedo, en el limbo,
no voy, no regreso, paro, estoy, yo,
solo yo, en mí; no más.

Que caigan las críticas,
aborréscanme, no soy.
Hasta aquí llego, llegué, llegaré.
No más, colapso de gritos,
barbaridad, tragedia.

Defínanme, defínanme grito,
¿quién eres?
no en mí el vacío.
Llénenme, acójanme.
Estoy para el mundo.
Voy a llenar al mundo.
¿Por qué el vacío?
llenémoslo de luz.





Algún día de incertidumbre
y confusión.

Mujeres - Nicanor Parra

Mujeres

La mujer imposible,
La mujer de dos metros de estatura,
La señora de mármol de Carrara
Que no fuma ni bebe,
La mujer que no quiere desnudarse
Por temor a quedar embarazada,
La vestal intocable
Que no quiere ser madre de familia,
La mujer que respira por la boca,
La mujer que camina
Virgen hacia la cámara nupcial
Pero que reacciona como hombre,
La que se desnudó por simpatía
Porque le encanta la música clásica
La pelirroja que se fue de bruces,
La que sólo se entrega por amor
La doncella que mira con un ojo,
La que sólo se deja poseer
En el diván, al borde del abismo,
La que odia los órganos sexuales,
La que se une sólo con su perro,
La mujer que se hace la dormida
(El marido la alumbra con un fósforo)
La mujer que se entrega porque sí
Porque la soledad, porque el olvido...
La que llegó doncella a la vejez,
La profesora miope,
La secretaria de gafas oscuras,
La señorita pálida de lentes
(Ella no quiere nada con el falo)
Todas estas walkirias
Todas estas matronas respetables
Con sus labios mayores y menores
Terminarán sacándome de quicio.
Nicanor Parra

Me dueles - Jaime Sabines

Me dueles

Mansamente, insoportablemente, me dueles.
Toma mi cabeza, córtame el cuello.
Nada queda de mí después de este amor.

Entre los escombros de mi alma búscame,
Escúchame.
En algún sitio mi voz, sobreviviente, llama,
Pide tu asombro,
Tu iluminado silencio.

Atravesando muros, atmósferas, edades,
Tu rostro (tu rostro que parece que fuera cierto)
Viene desde la muerte, desde antes
Del primer día que despertara al mundo.

¡Qué claridad tu rostro, qué ternura
De luz ensimismada,
Qué dibujo de miel sobre hojas de agua!

Amo tus ojos, amo, amo tus ojos.
Soy como el hijo de tus ojos,
Como una gota de tus ojos soy.
Levántame. De entre tus pies levántame, recógeme,
Del suelo, de la sombra que pisas,
Del rincón de tu cuarto que nunca ves en sueños.
Levántame. Porque he caído de tus manos
Y quiero vivir, vivir, vivir.
Jaime Sabines

Partituras Siku (Zampoña o Antara) y Quena

Partituras Siku (Zampoña o Antara) y Quena

Imagen tomada de Wikipedia
Contenido de los Archivos. Revisar Aquí.

Algunas de las páginas de donde fueron transcritas algunas de las partituras:

Las partituras transcritas:
  1. Amores Hallarás (San Juanito) Muy pronto
  2. Celia (Tinku) 
  3. Longuita (San Juanito)
  4. Ñuca Llacta (San Juanito)
  5. Ojos Azules (Huayno)
  6. Papel de Plata (Huayno) Muy pronto
  7. Poco a Poco (Huayno) 

Pueblo, Fantasma y Clave de J.J. - Fernando Artieda

Pueblo, Fantasma y Clave de J.J.


"Yo sé que tú lo dudas
que yo te quiera tanto.
Si quieres me abro el pecho
y te enseño el corazón..."

Y le llegó su Caimán
su Julio Verne
por eso de que De La Tierra la Luna,
de que Viaje al Centro de la Tierra
cosa tan triste.

Y fue como si anduvieran
ofreciendo la muerte a domicilio
porque de pronto se encendieron las rocolas
en el Pollo loco
en el Chuzo engreído
en el No te agüeves
y la voz del man entró así con todo
por las ventanas de las casas
por las goteras del techo
por las rendijas de las cañas separadas.
En las esquinas la biela zumbaba
y la gente no hablaba sobre él
porque para qué iban a hablar
si el pueblo sabe que de esas cosas nunca se habla.

En el café de los intelectuales
la cosa se estaba poniendo kafkiana
cuando pasó Carebandido y les dijo
que qué Gabo ni la gaver's
no ven que se ha muerto el man.
Cuál man cuál man
preguntaron los desenchufados
y carebandido
con esa dignidad característica
de los ladrones de barrio y los poetas
Cuál man más va a ser pues gil
habrá algún otro más bacán que Julio Jaramillo.

Las putas sacaban monedas de a Sucre
de sus chaucheras trasnochadas
y las metían en las ranuras de las Wurlitzer
para escuchar
"No puedo verte triste porque me mata
tu carita de pena, mi dulce amor"
Y comentaban
y algunas hasta lloraban
y el maricón Alfredo tenía que estarlas arriando
ya pues señoras a trabajar
déjense de pendejadas
ni que el hombre hubiera sido su marido.

Una zorra veterana bebía cerveza y recordaba
que ella lo había conocido
desde los tiempos
en que era camote de la Blanca Garzón
el mejor calzón
que había en esa época
por los cabareses de Guayaquil.

Los taxistas y las peroles
seres por los cuales uno puede enterarse
de casi todas las cosas de este mundo
seguían escuchando Radio Cristal
que había transmitido como un partido de fútbol
la muerte de Jota Jota
Con sus micrófonos instalados
directamente desde la clínica Dominguez
donde yace en el lecho del dolor
el único
el incomparable
el ahijado de car
el ídolo del pueblo
Julio Jaramillo.
La voz de Umovar
sinceramente conmovida,
pero rota por catorce horas seguidas
de darle y darle a la lengua en forma continuada
iba adquiriendo tonalidades deprimidas
y a ratos hasta dejaba botado el micrófono
para ir a tomarse una cerveza
o a comentar con otros locutores de la radio
las cosas del velorio.

Las cantinas estaban llenas
y había un clima como de alborozo trágico
como si una angustia jubilosa fuera tomándose las calles
subiéndose por los postes de alumbrado
reptando por los jardines de los parques
y trepando los árboles más altos
para desde ahí descolgarse
con todo su entusiasta dramatismo
sobre la ciudad acongojada
sorprendida
estupefacta
porque era que no se podía creer
porque aunque se sabía que estaba grave
que se iba a morir de todos modos
una sobrevivencia como ajena
nos había dado la nota de que la muerte no existía
de no pararle bola
de que lo único que tenía derecho entre nosotros
era la vida.

Dos días con sus noches lo velamos en el estadio.
De todas partes se venían
con mujeres
con hijos
desde Lomas de Sargentillo venían
desde Pechiche
de Vueltalarga venían
sólo para ver como cantaba de muerto.

Ríos de gente salían de los manglares
bajaban de los cerros rodando por el lodo
ensuciándose la ropa
perdiendo los zapatos
perdiéndolo todo
menos la firmeza de estar junto a él
en su última conquista
la de aquella tarde en que Dios que se le va ajumando
y el -zas- que se le va levantando a la muerte
para toda la vida.

Miles y miles de zambos
cholos
negras culonas
choros
putas
poetas
asesinos
deportistas
periodiqueros
sinvergüenzas
curas
sableadores
contrabandistas
alcahuetes
pesquisas
estibadores
betuneros
y maricas.
Gentes del pueblo arracimados en colas largas
como el destino
para tocar el cuerpo
persignarse
llorar a grito herido la huella de su ausencia.

Mónica se vino desde la yoni
para contarle después de muerto
todo lo que lo había querido.

Un borrachito
con una botella de trago en la mano temblorosa decía
ahora sólo nos queda Barcelona
ahora sólo nos queda Barcelona.

Ahora se va.
Va caminando lentamente como bandera extendida
entre los brazos de la gente
se va el zorzal
el lírico
el artista.
Se va el duro
el brava
el superbacán
el pinga de oro
el cantante más pesado que ha tenido el Ecuador
y el mundo
más claro ya
mucha nota con mi persona.

Ya resbala tiernamente el cadáver
abrumado de flores
y es como si los muelles
se hubieran puesto a toser señales
antiguas sirenas
cangrejos
pianos y manzanas.
La masa, desconcertada,
ebria de malas noches y de alcohol
se va raleando en grupos de a uno
de a cinco
de treintaidos.
Van buscando la calle estrangulada
que sienten medio enferma
como traspapelada entre las sombras
como sonámbula
como si fuera otra y no esta Guayaquil
la ciudad viuda y guáchara
que había perdido al mismo tiempo
su hijo
y su machuchín.

Fernando Artieda
Subir a Inicio