Despedida en cuatro actos

Despedida en cuatro actos

Primero la nostalgia inmediata
y permitirme los impulsos 
que represe cuando estabas cerca de mí
y escribir recordándote los momentos vividos
volver a pasarlos por el corazón
y el ansia de volverte a ver.

Segundo sentir que extrañar
no te garantiza que te extrañen
e intentar olvidar
dejar de repasar tus trazos en mi papel
(en todo esto sigo siendo un niño)
borrar la pena y creer
(como un acto de fe que no poseo)
que las cosas fueron mejor como fueron.

Tercero de ansiedad loca
de volver a acariciar los contornos de tu historia
y tal vez un nuevo verso
sin el ánimo de una respuesta
de quien solo espera saber que estás
bien, tranquila y feliz.
Que no sepas que a pesar
de mi felicidad, mis momentos, mis problemas
siempre te dedico un pensamiento.

Cuarto cuando ahora pienso
que es mejor no volver a trazar palabras a tus ojos
que si lo hago
recordándote los momentos vividos
te infrinjo daño con mi pesadumbre
cuando tal vez debes simplemente seguir
sin nada que te ate (ni una sola remembranza)
sabiendo que tampoco lo hubieras permitido.

Epílogo:

Y tal vez esto sea lo último que te expreso
para que los dos aprendamos
que nadie es indispensable
(a pesar de la melancolía)
y la vida sigue adelante
y al fin y al cabo pasado el lapso necesario
esta añoranza se disipa se nos va,
o al menos eso esperamos 
(lo que si es seguro
es que con el tiempo la evocación duele menos).






septiembre, 2014.
Subir a Inicio