Tranquilicémonos

Tranquilicémonos

Hoy saco a pasear a mis demonios a arrullarlos para descansar un rato a ver si por descuido los dejo olvidados por ahí en la banca del parque o en la plaza o quien sabe si en la tienda o con la señora de la esquina que vende cigarrillos. A ver si encuentran a un nuevo zonzo a quien mortificar, uno ya está demasiado cansado para eso. A ver si hoy no invade la alcoba el insomnio preguntándose dónde están dónde quedaron si venía a jugar con ellos. Si traía nuevos recuerdos con viejos dolores (como juguetes) para pasar el rato. Se va a decepcionar y yo no sabré que decirle y me iré a dormir para no incomodar su llanto y soledad. Y al día siguiente al ver al buen día venir consolaré su desolación prometiendo traerle nuevos demonios para jugar a la casa al fútbol a la televisión y a la guerra. Esperando que no se encapriche y me toque salir corriendo a buscarlos, por lo menos al café donde sé que siempre espera alguno de los que perdí a propósito.







Hablando de demonios
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