Déjame...
Deja que tu piel me cuente
las historias que tus ojos
se niegan a revelarme
y que tu boca
se niega a contarme.
Deja que en un segundo
y los dos juntos contemplemos
lo divino de la noche blanca.
Deja que como buen concertista
mis dedos arranquen
dulcemente de tu cuerpo
los gemidos de las notas del placer.
Déjame hundirme en ti
y llenarme y llenarte de mi y de ti.
Deja que seamos
dos seres humanos imperfectos,
los dos juntos un ser divino terrenal
que la perfección sea alcanzada
por ese instante de sentir